No suelo interactuar con “influencers”, pero esta semana se me ocurrió participar en un rollo de esos de “pregunta lo que quieras” de un chaval que habla mucho de temas que a mí también me gustan o me interesan, y sabía que había sido padre recientemente.
Mi pregunta fue acerca de sus hábitos diarios desde que había sido papá, y lo hice de una forma irónica, dándole a entender que daba por hecho que estaría jodido, al igual que yo.
Claro, uno quiere despertarse tranquilamente con la luz del sol, hacer unos estiramientos, un poquito de meditación, una buena ducha fría, luego preparar un buen café de especialidad recién molido, para terminar con un poquito de lectura mientras se lo toma… Y claro, luego eso no es tan fácil.
Me sorprendió mucho su respuesta, ya que me contestó que se había dado cuenta rápidamente de que no podía utilizar a su hijo como escusa para no seguir con sus hábitos, y que ahora priorizaba más que nunca las cosas importantes, y estaba consiguiendo sacar incluso más trabajo o tareas que antes adelante.
O algo así.
Me fui corriendo a compartir su respuesta con mi mujer, para reírnos juntos.
Menudo crack.
Siendo “coach” me esperaba una respuesta más empática por su parte.
Pero no.
Sacó la típica respuesta de “león”, como debe ser.
Luego me di cuenta de que vende un curso de esos de como planificarte tu día para hacer que te cunda como si tuviese 48 horas.
Precio 499 €, pero está de oferta por 39 €.
Pero bueno, me hizo pensar…
¿Estaré yo perdiendo mucho el tiempo o poniéndome escusas?
Así que me puse a analizar mi día habitual desde hace unas semanas.
Me levanto sobre las 7 de la mañana después de haber dormido con suerte unas 4 o 5 horas en dos turnos.
El primero lo hago con mi hijo en brazos en el sofá, hasta las dos o las tres de la mañana, y el segundo lo hago en la cama, que es lo que me da algo de descanso de calidad para poder afrontar con “energía” un nuevo día.
Nada más levantarme, me preparó mi café, y el vaso de leche para mi mujer, que ya está con mi hijo enganchado.
Me tomo el café mientras leo el capítulo del día de Diario para Estoicos, y luego reviso correo, Instagram, y demás mierdas, no os voy a mentir.
Luego de eso cojo a mi hijo, para que eructe. Tiene reflujo y tenemos que tratar de que la siguiente media hora después de cada toma, esté erguido y consiga eructar sí o sí.
Hay veces que lo consigue rápido y se duerme o se queda relajado, y hay veces que se te juntan las tomas haciendo todos los rituales aprendidos para que se duerma, sin tener éxito.
Porque toma cada dos horas como un reloj.
No os voy a aburrir con mi día entero. Pero quedaros con eso. Toma cada dos horas como un reloj.
Y no desde que termina. Desde que empieza.
Es decir, el chiquillo se sienta a mamar a las 7 de la mañana, a las 9 h, a las 11 h, a las 13 h, a las 15 h, a las 17 h, a las 19 h, a las 21 h, a las 23 h… Y luego por la noche, suele ser una sobre las 2 h o las 3 h, y otra sobre las 4 h o las 5 h. Por suerte, en ese primer turno de la noche, nos da un poquito más de margen.
Eso, por tanto, quiere decir que la mamá tiene que estar por y para Pau en todos esos horarios.
Y no es fichar y ya está. Hay veces que la toma dura 15 o 20 minutos, y otras en las que dura 50 minutos.
Solo de leerlo parece irreal, lo sé. O al menos a mí me lo parecía. Pero al parecer la lactancia materna a demanda tiene estas cosas.
Por si todavía tenéis que ser padres, que lo tengáis en cuenta. Igual la lactancia materna a demanda está sobrevalorada…
¿Qué puede hacer el papá, o sea yo, en esta situación para echar una mano?
Pues estar ahí por si necesita cualquier cosa mientras está dándole de mamar, y sobre todo para hacerle el relevo con la tarea de eructar y mantenerlo erguido.
A parte de las tareas habituales de casa que me corresponden a mi, claro está.
Si a eso le sumas que si se queda dormido no puedes dejarlo en ningún lado que no sea en brazos, porque hay pinchos en todas partes y se despierta y empieza a llorar… A la que te das cuenta te ha volado un día más.
¿Cómo lo veis? ¿Estoy procrastinando mucho o qué?
En situaciones así, igual es mejor darse un tiempo, y aceptar que tienes una única tarea importante ahora mismo, y si con suerte consigues organizarte para sacar algún ratito para hacer deporte, leer, escribir, quedar con los amigos, o cualquiera de las cosas que te guste hacer y no implique tener a tu hijo en brazos, disfrutarlo al máximo, y poco más.
Ya habrá tiempo de ir retomando los buenos hábitos poco a poco.
Sin agobios.
No me quiero imaginar antes cuando las personas no tenían RRSS y tampoco los permisos de maternidad y paternidad eran los de ahora.