Reflexionando en la cocina
Todos tenemos una zona de confort, ese lugar en el que nos sentimos seguros y cómodos, donde todo está bajo control y no hay riesgos. Sin embargo, cuando nos mantenemos en nuestra zona de confort, limitamos nuestra capacidad de crecer y desarrollarnos como personas. La vida está llena de cambios, y si queremos progresar, es importante enfrentarlos y aprender a adaptarnos a ellos.
El otro día, mientras preparaba uno de mis potingues improvisados en casa, pensé en cómo puedo ser tan distinto cuando estoy en la cocina. Siempre he sido una persona muy reacia a los cambios. Me gusta tener todo controlado. En cambio, cuando cocino, parezco una persona totalmente distinta. Soy creativo, arriesgado, un buscavidas en toda regla. Da igual lo que tenga en casa. Siempre me las apaño para sacar algún plato de la nada. Además, literal, porque hay veces que apuro tanto el momento de hacer la compra, que siento como si estuviera sacando agua de una piedra cuando abro la nevera o la despensa y me encuentro con la soledad en forma de estantes vacíos.
Pero, ¿cómo podría aplicar esto a mi vida fuera de la cocina? El cambio no siempre es fácil, y puede generar ansiedad, estrés y miedo. Sin embargo, si queremos progresar y alcanzar nuestros objetivos, es necesario aprender a enfrentar y superar estos sentimientos. Al igual que en la cocina, esto implica tomar riesgos y experimentar con lo desconocido.
Una forma de hacer esto podría ser establecer pequeñas metas y objetivos a corto plazo que nos permitan salir de nuestra zona de confort de manera gradual. Me gusta la idea de generarnos ciertas incomodidades que nos hagan mejorar.
Otra forma interesante de enfrentar el cambio es aprendiendo a verlo como una oportunidad para crecer y aprender. Si te encuentras en una situación de cambio, ya sea en el trabajo, en tu vida personal o en cualquier otra área, trata de enfocarte en las oportunidades que esto puede generar. Piensa en lo que puedes aprender de la situación, en cómo puedes crecer y en cómo puedes aprovecharla para alcanzar tus objetivos.
En definitiva, hay que animarse a salir de nustra zona de confort. Experimentar, crear, cambiar.
Si el potingue sale mal, siempre podremos seguir haciendo las recetas que ya conocemos, y jugar sobre seguro.
¿Pero, y si nos sale bien, y descubrimos un nuevo plato con el que disfrutar tanto nosotros como los nuestros?
Pd: Para los amigos que me leéis y mañana coméis conmigo, no os preocupéis, que no haré experimentos :P
Pd2: Me estoy planteando ponerme pequeños retos diarios, semanales, mensuales, y compartir con vosotros la experiencia. Puede ser divertido :)