No es broma.
Me he dado cuenta de que soy adicto al maldito móvil.
Algunos estaréis pensando que he tardado mucho en descubrir algo que era obvio.
Pero bueno, más vale tarde que nunca.
Aunque pensándolo bien, no es que me haya dado cuenta ahora. Ya lo sabía, pero no lo quería reconocer.
Siempre me he escudado en que lo utilizo para trabajar, me gusta estar al tanto de las noticias económicas, quiero saber en todo momento la cotización de esto o lo otro, en lugar de mirar la tele miro el móvil, etc.
Aprovecho al máximo el tiempo mientras lo desaprovecho.
En fin, cada uno se pondrá sus escusas para no dejarlo. Como en cualquier otra adicción, supongo.
¿Cómo sé que se me ha ido de las manos?
Es lo primero que miro cuando me levanto, y lo último cuando me acuesto.
Bueno, no pasa nada dirás. Es cierto, hay cosas peores.
“Café y cigarro, muñeco de barro.” Pues cambia el cigarro y lo tienes. No recuerdo la última vez que entré al baño sin el móvil.
No soy capaz de estar viendo una serie o una película sin tenerlo cerca y utilizarlo cada dos por tres.
Lo tengo encima de la mesa o en el bolsillo mientras como, y no pasa un minuto desde que termino hasta que hago uso de él.
Estoy con mi familia o amigos y en lugar de prestar atención o participar en la conversación, a la mínima que no me interesa el tema, lo cojo mi y a tomar por el culo todos.
No soy capaz de salir de casa sin él. Incluso alguna vez que se me ha olvidado por salir con prisa, he vuelto a cogerlo. Y mira que para mí llegar tarde a un sitio es pecado, pero no tener el aparatito conmigo me genera una ansiedad que hay que frenar como sea.
Hay veces que quiero buscar algo, o escribirle a alguien, y cuando lo desbloqueo, mi dedo se va directamente a twitter, instagram y/o whatssap, y quizás después de unos minutos me doy cuenta de que lo había cogido para algo que no he hecho, e incluso que ni siguiera recuerdo ya.
Llevo 3 semanas tratando de reducir el consumo. Hoy empiezo la cuarta.
Me da hasta vergüenza decirlo, pero he conseguido bajar de 4 horas al día de media, a 3.
Ojito, 3 semanas haciendo un uso más responsable, para bajar 1 hora el promedio diario.
Esto es más complicado de lo que parece.
Sinceramente, me parece lamentable usar cuatro horas de mi vida cada día a mirar el móvil. También tres. Incluso dos. Una horita al día me parece razonable.
Ese será mi objetivo.
Así que si en 3 semanas he conseguido reducir una hora, me voy a dar dos meses para poder reducir las otras dos.
Hay que conseguir que sea sostenible. No me vale hacer como en las dietas milagro, y dejar de comer una semana para perder cuatro kg y luego coger seis en la siguiente.
Otro de los logros conseguidos en estas tres semanas, ha sido salir de casa un domingo sin móvil. Ir a la playa con mi mujer y a comer con mi familia, sin tener el móvil encima.
En muchas ocasiones sentimos el miedo de dejarnos el móvil por si le ocurre algo a algún familiar y no podemos atenderlo. Así que podemos aprovechar los días en los que vamos a estar con ellos, para hacer día sin móvil.
Al parecer, este miedo se llama nomofobia. Y ya se considera una enfermedad más del siglo XXI.
Joder, soy nomofóbico, me cago en la mar.
Mentira, estoy actuando como un nomofóbico. Pero no lo soy.
Ese es el primer paso para dejar cualquier adicción. Y si no, al menos, uno de ellos, y muy importante.
En un par de meses como tarde, os cuento si he alcanzado el objetivo, lo he superado, o he fracasado en el intento.
Os animo a poneros alguno vosotros también.
Si es que lo necesitáis, claro.